En el año 1628 Centenera, que ya estaba declarada como villa, fue vendida por el rey Felipe IV a don Carlos de Ibarra, que ya contaba con el señorío de otras villas. Don Carlos adquirió un gran cariño por esta villa alcarreña, consiguiendo en 1629 el derecho de patronato de la capilla mayor de su parroquia, realizando en la iglesia unas cuantas reformas y donando el retablo y otras obras de arte.
En el año 1639, don Carlos de Ibarra falleció y heredó la villa de Centenera su hijo don Diego de Ibarra. La villa de Centenera siguió perteneciendo a la familia Ibarra hasta el año 1752, que paso a pertenecer al marqués de Valdecorzana y de Peñaflor. El marqués gobernó en la villa, hasta el año 1812 que se produjo la abolición de los señoríos.